Como siempre seguimos los pasos que nos dicta la tradición. Dejamos las pochas a remojo desde la tarde anterior y las trabajamos al día siguiente. Para conseguir que nuestro producto sea natural cien por cien volvemos a hacer lo que no hace nadie, que es no añadir ácido cítrico. ¿Qué ganamos? Ganamos conseguir un producto totalmente natural. ¿Qué perdemos? Perdemos que nuestras judías no quedan blancas como en otras conservas; adquieren el color del conjunto de los ingredientes, consiguiendo además que no notemos la piel de la judía. Por cierto, como ingrediente principal aparte del aceite de oliva añadimos agua mineral del Pirineo.
JOSÉ MARÍA (propietario verificado) –
Me han gustado mucho, al igual que el resto de productos que he probado hasta la fecha.